lunes, 10 de marzo de 2008

¡Qué bavaridad!

El artículo titulado “El perro del hortelano contra el pobre” no sólo nos recuerda que el afrancesamiento de su autor es particularmente aristocrático, sino que el ex advenedizo ha decidido convertir a cierta enardecida turista alemana en la niña símbolo de los afectados por la convulsión social. Estamos seguros de que las manifestaciones populares que esta ciudadana alemana presenció en su país durante su juventud fueron mucho más civilizadas, por lo que su rabia ante nuestro folklórico caos tercermundista es totalmente entendible. Por ello, desde este humilde blog le proponemos que nos ofrezca una segunda oportunidad.




Me gustaría recomendarle que visite el Templo de los Falos en Chucuito, Puno. Nuestra inquieta alemana puede participar en una de las ceremonias nocturnas que los operadores turísticos locales organizan y sentarse así sobre un falo de piedra que, si bien no le concederá mayor fertilidad, le permitirá disfrutar de unos instantes de sana meditación trascendental.




Recordemos que ni los extremistas ni Alan Gabriel Ludwig García Pérez tienen el monopolio de la imagen distorsionada del Perú ante el mundo. Contamos con una amplia trayectoria de distorsiones imaginadas por creativos peruanos siempre dispuestos a atraer a los extranjeros amantes de la monumentalidad fálica.

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