miércoles, 12 de marzo de 2008

Wundertourismus

Encontramos esta noticia de hace unos meses atrás:

Tres turistas alemanes fueron detenidos por la Policía Nacional del Perú cuando intentaban ingresar a la ciudadela Inca de Machu Picchu haciéndose pasar por ciudadanos peruanos y mostrando DNIs peruanos.

Los tres estudiantes alemanes, quienes intentaron hacerse pasar por ciudadanos peruanos fueron identificados como Michael Feist (23), Clemens Rochlister (25) y Robert Weber (25).

La PNP de Cuzco informó que los tres turistas fueron detenidos en la estación policial de Machu Picchu a las 10:30 a.m. La policía fue llamada cuando se descubrió a los turistas usando DNIs peruanos para comprar sus boletos de admisión.

Los documentos que portaban los turistas pertenecían a Luis Saavedra Carvajal (788404478), Franz Salas Portugal (04635270) y Miguel Castro Sánchez (04635142).

Aparentemente los tres jóvenes intentaban ahorrar dinero para ingresar a Macchu Picchu, ya que los turistas deben pagar entre 120.5 y 60 soles (estudiantes) en la entrada, mientras que los ciudadanos peruanos pagan entre 60.5 y 30.5 soles (estudiantes).

Los tres turistas alemanes fueron entregados a la División de Turismo de la PNP junto con sus identificaciones peruanas. Los turistas detenidos dijeron que adquirieron las identificaciones de un guía en Arequipa.

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Y para que no digan que nos ensañamos con los turistas alemanes, les dejamos la última palabra a los Monty Python:



lunes, 10 de marzo de 2008

¡Qué bavaridad!

El artículo titulado “El perro del hortelano contra el pobre” no sólo nos recuerda que el afrancesamiento de su autor es particularmente aristocrático, sino que el ex advenedizo ha decidido convertir a cierta enardecida turista alemana en la niña símbolo de los afectados por la convulsión social. Estamos seguros de que las manifestaciones populares que esta ciudadana alemana presenció en su país durante su juventud fueron mucho más civilizadas, por lo que su rabia ante nuestro folklórico caos tercermundista es totalmente entendible. Por ello, desde este humilde blog le proponemos que nos ofrezca una segunda oportunidad.




Me gustaría recomendarle que visite el Templo de los Falos en Chucuito, Puno. Nuestra inquieta alemana puede participar en una de las ceremonias nocturnas que los operadores turísticos locales organizan y sentarse así sobre un falo de piedra que, si bien no le concederá mayor fertilidad, le permitirá disfrutar de unos instantes de sana meditación trascendental.




Recordemos que ni los extremistas ni Alan Gabriel Ludwig García Pérez tienen el monopolio de la imagen distorsionada del Perú ante el mundo. Contamos con una amplia trayectoria de distorsiones imaginadas por creativos peruanos siempre dispuestos a atraer a los extranjeros amantes de la monumentalidad fálica.

jueves, 6 de marzo de 2008

Leyendas urbanas

Hoy: The World is Yours

Cierto día, allá por los años noventa, un hombre de cierta edad se aprestaba a estacionar su Mercedes Benz en el Café Haití, como a eso de las 9:00 a.m., esperando con paciencia a que otro habitúe que ya se marchaba le dejara el espacio libre. Cuando este terminó de irse, el hombre de cierta edad retrocedió un poco para cuadrar bien tremendo armatoste, cuando, de pronto, una señorita guapa lo adelanta en su Hyundai del año color rojo, con la canción de moda a todo volumen en los parlantes, quitándole el espacio. Como si los crímenes no tuvieran castigo, la señorita bajó de su auto, y muy suelta de huesos se sentó en una de las mesas exteriores del café.

El tío se quedó de una pieza. Un repentino estupor demoró unos instantes su reacción. Sin salir aún de su asombro, se bajó del Meche y fue hasta la mesa donde ya le servían a la guapa su jugo matutino, y se produjo el siguiente diálogo:

–Señorita, ¿no vio que estaba por estacionarme en ese lugar?
A lo que la rubia al pomo, frescaza, respondió:
–Disculpe, señor, pero el mundo es de los vivos.
Y succionando una cañita, empezó a tomar su jugo.

Nuestro hombre de cierta edad se rascó las canas, y sin mayor aspaviento subió a su carro, retrocedió sus buenos metros, y acelerando, fierro a fondo, empotró el Mercedes contra el flamante carro rojo, convirtiendo la parte trasera de este en un acordeón de fierros retorcidos. Bajó del auto que no había sufrido mayor daño que algún raspón, y se dirigió nuevamente donde la guapa, quien, con los ojos como platos, sólo atinaba a sostener la cañita entre los labios. Con toda calma, el hombre le entregó su tarjeta a la vez que le decía:

–Disculpe, señorita, pero el mundo no es de los vivos. El mundo es de los ricos.

Dicho esto, volvió a su auto y lo estacionó un poco más lejos. Regresó al Haití, se sentó en su mesa de siempre y se tomó un café, tranquilamente.

Moraleja: no hay moraleja.

martes, 4 de marzo de 2008

La Constitución Política del Perú Ilustrada


TÍTULO I

DE LA PERSONA Y DE LA SOCIEDAD

CAPÍTULO I

DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA PERSONA

Artículo 1°. La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado.